Citypulse, por Canal á (11-VI-2013)


Según su sitio web, Citypulse es algo así como un proyecto colectivo audiovisual que trabaja con visiones experimentales de ciudades del mundo y en esta emisión de su versión televisiva se muestra la obra de dos fotógrafos y un videasta. El continuo movimiento de la cámara que se aleja y acerca a las imágenes mostrando diferentes detalles y secciones de las fotos sin detenerse, dificulta la comprensión de las piezas expuestas. La rígida conducción de la aparentemente simpática Julieta Cagj es un buen recordatorio de que no es lo mismo escribir para leer en silencio que para decir en voz alta. Los textos suenan demasiado crípticos, más aun declamados como quien emite sonidos sin entender el sentido de sus palabras y con una edición que realiza cortes de las tomas entre cada frase, como si la continuidad se armara de fragmentos sueltos, pero demasiado breves. El efecto final no solo resulta algo aburrido de ver como programa de televisión sino que, peor aun, genera escaso interés en los artistas y sus obras y abona la percepción de buena parte del público no militante (lamentablemente muchas veces justificada) de relacionar "experimentación" con tedio y hermetismo. 


Calificación: Mejor pasar de largo

Más que mil palabras, por Canal á (9-VI-2013)


El título de este programa resume bastante acertadamente el que podría ser su concepto central. La archiconocida frase de que una imagen vale más que mil palabras está aquí traducida en episodios televisivos donde la obra de un fotógrafo es recorrida predominantemente a través de sus obras. En esta emisión, el británico Martin Parr en una entrevista en inglés, pero subtitulada, hecha en nuestro país (dato que sabemos solamente porque en un momento menciona algo que sucede "aquí en Buenos Aires") explica los objetivos y bases conceptuales detrás de sus diferentes proyectos y series de fotos, la manera en que desarrolla su trabajo a través de la agencia Magnum y su funcionamiento como cooperativa. La idea de la fotografía como imagen fija y como discurso central que puede sostenerse casi sin la asistencia de otros lenguajes está reforzada por el plano estático en que se muestra al entrevistado y la sucesión de fotos solo interrumpidas por las declaraciones del autor en primera persona, sin conductor ni voz en off y, a lo sumo, una serie de intertítulos que segmentan el programa. Pero de alguna manera la transformación de esas imágenes fijas en producción audiovisual inevitablemente pone en juego parámetros como el tiempo y el sonido, haciendo que la selección y el orden de las tomas, el encuadre, el ritmo de su aparición y la música que completa el discurso transformen esta exposición de obras individuales en otra nueva obra casi en coautoria entre el artista en cuestión y los realizadores audiovisuales.

Calificación: Vale la pena.

Extreme Makeover Home Edition, por Infinito (8-VI-2013)


Mucho se puede decir acerca del programa estadounidense que barrió con todos los otros programas de renovación de hogares. Empezó realizando reparaciones muy radicales de una casa con algún problema constructivo para rápidamente en su primera temporada encontrarse con daños tan severos que decidían tirarla abajo y construir una nueva por completo desde sus cimientos en solo siete días. Incluso sinconsiderar los plazos (y si se cree o no en que sean reales) los resultados siempre fueron impresionantes y dignos de ver: ejércitos de obreros y vecinos trabajando 24 horas, edificaciones de varios pisos de lujosa decoración y equipamiento de última tecnología. Lamentablemente, en algún momento alguien decidió que esto no era suficiente espectáculo en sí mismo y la selección de las familias socorridas fue transformando el programa en un culebrón. En este episodio, por ejemplo, eligen una con una hija de doce años con cáncer que vive en una casa con moho en su paredes y que con una amiga se dedican a juntar dinero para la lucha contra la enfermedad. Así, la edición fue dejando cada vez menos espacio para mostrar las tareas realizadas y dedicando cada vez más tiempo a ídolos locales del deporte y el espectáculo que muestran su lado sensible y a los primeros planos de todos los participantes derramando ríos de lágrimas de emoción. Más allá de la nobleza de las causas defendidas (y de que uno no puede dejar de preguntarse cual es la influencia o utilidad real que estos shows tienen en ellas), la potente idea inicial de una verdadera transformación extrema se transformó en un mero trasfondo para otra cosa que oscila peligrosamente entre un despliegue de solidaridad y buenas intenciones, la mera sensiblería y, muchas veces, en una plataforma para dos siempre eficientes recursos televisivos: la hipocresía y los golpes bajos.

Calificación: Hay que verlo alguna vez.

Continuará..., por Canal Encuentro (7-VI-2013)

Juan Sasturain ya había demostrado su buen tino para esta clase de cosas con aquel sorprendente programa de libros en Telefé. En esta nueva temporada de su programa dedicado a la historieta se mete ya no con los nombres más canónicos sino con expresiones aun más populares como en este caso, las obras de Robin Wood y Carlos Vogt para la Editorial Columba. En apretada síntesis logra combinar buena información y datos concretos con ideas y conceptos interesantes contados de manera accesible y grata, mostrando la diferencia entre escuchar a un (generalmente mal) actor que lee un guión y ver a alguien que sabe de lo que habla. El recurso de mostrar parte de los testimonios con los entrevistados recortados entre las viñetas de las historietas permite conocer sus obras mientras se atiende a las declaraciones y darle una imagen atractiva al programa, cuestión nada sencilla en este género. Otra herramienta habitual últimamente, la de ficcionalizar o teatralizar parte de la trama no resulta forzada ni superflua como en muchos otros casos similares. Incluso la riesgosa idea de leer fragmentos de historietas con el propio conductor haciendo las voces de cada personaje resulta inesperadamente efectiva y verosímil (aunque algunos resulten algo extensos). La buena selección de entrevistados bien elegidos y aprovechados (los citados Vogt y Wood; Mandrafina y Zappietro) ayudan a lograr en un solo movimiento enseñar historia, meternos en el tras bambalinas de la industria, hablar de técnica y de oficio, sin dejar de ser entretenido. Un ejemplo para muchos.

Calificación: No deje de verlo.


Tango vivo, por Ciudad Abierta (6 de junio 2013)

"Tango vivo" parece una expresión interesante para referirse a la escena del tango que no es necesariamente joven ni moderno, pero que pretende ser creativa y actual, y desmarcarse del circuito más comercial del género. Si bien este programa no aporta gran novedad a los conocedores es una bienvenida vidriera para que un público más amplio pueda, aunque sea en fragmentos, ver cantar por televisión una buena selección de destacadas voces como las de Cucuza Castielo, Juan Vattuone, Osvaldo Peredo o Cardenal Domínguez y saber de la existencia de locales como El Faro o Sanata Bar que programan este tipo de tango (aun teniendo que resistir los escollos del mismo gobierno del cual depende este canal de cable). Al menos por el momento, su conductor Omar Fajardo luce algo acartonado y parece demasiado ceñido a su guión, que oscila, sin terminar de definirse del todo, entre apuntar a una necesaria valoración de la producción musical independiente en su valor artístico y, lo que no es lo mismo, la mera utilidad o interés turístico ciudadano que parece teñir muchas de las políticas del Gobierno de la Ciudad respecto del tango.

Calificación: Hay que ver como sigue

Siempre dulce, por El Gourmet (5 de junio 2013)

El Gourmet es uno de los grandes canales de la grilla televisiva y ha logrado combinar, con gran equilibrio, entretenimiento con información, haciendo programas interesantes de ver, pero que permiten, a la vez, aprender mucho sobre cocina y comida..Su influencia en la alimentación y en el mercado gastronómico será en un futuro cercano (si no lo es ya) materia de estudio. En este contexto, el nuevo programa de Maru Botana, "Siempre dulce", con una voz en off que hace comentarios pretendidamente cancheros y recetas intrascendentes hechas en el reducido espacio que el guión permite, casi como si fueran una mera excusa para exhibir un elenco de invitados cuyo único mérito es ser "famosos de la tele" recuerda demasiado el remanido modelo de los shows de la televisión abierta destinado a amas de casa tan bien parodiado por la "Boluda total" de "Todo x 2 pesos". Su condescendencia y desprecio por la inteligencia de la audiencia no solo desentona con la programación y la trayectoria de la señal sino que está cerca de lo ofensivo, además de un escabroso avance hacia la uniformización de los contenidos de los medios masivos que sugiere que todos quieren ver solamente más de lo mismo todo el tiempo.

Calificación: Mejor pasar de largo